PSICOLOGÍA
ENERO, 2024
Los hijos en el medio
ANA TEMPELSMAN
Los hijos en el medio
Por Silvia Salinas y Ana Tempelsman.
El divorcio con hijos es una situación cada vez más frecuente. La desestructuración de la familia genera un dolor inevitable, para todos los involucrados. Pero no todos los divorcios son iguales. Antes, durante y después de una separación, los padres pueden tomar decisiones y acciones que determinan el ambiente, el nivel de estrés, y los riesgos de problemas emocionales en sus hijos. Si logran no cultivar el odio, encuentran una manera de manejar la relación con su ex pareja, y continúan siendo padres protectores, amorosos y responsables, los hijos sufrirán considerablemente menos. El objetivo de este articulo es dar a conocer que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento adicional se puede prevenir.
El conflicto interparental
El miedo de vivir entre dos padres en guerra
El odio de un padre hacia el otro
Aprender a superar una crisis
Salir de la idea de justicia
Tomar responsabilidad por la situación
El vinculo entre los hijos y la ex pareja
Salir del enojo
El enojo se cultiva con pensamientos repetitivos, con fijaciones sobre las ideas que no nos gustan, que se hacen cada vez más grandes. Como cuando un grupo de amigas separadas se junta a despotricar contra sus ex maridos: que llegan tarde, que no les depositan la mensualidad a tiempo, que no les alcanza la plata que les pasan. Se incitan unas a otras. El camino es frenar esa escalada, no incentivarla. Porque, además, no queremos que nuestros hijos vivan con una persona enojada, en un clima de odio y absorbiendo la energía del resentimiento. El camino es tomar conciencia de que este enojo no sirve, que nos daña y que daña a los otros. Dejar de cultivarlo, y conectarnos con el inmenso dolor que siempre se esconde detrás: entender que el enojo es una reacción superficial y entregarse al dolor de la separación.
Dejar de culparnos y empezar a reparar
La base de lo que queremos transmitir es una toma de conciencia de que la pelea daña. Que los padres no estén juntos es difícil, intentemos no empeorarlo. Los padres separados no pueden evitar el dolor del divorcio, pero sí pueden prevenir el sufrimiento adicional si trabajan con su orgullo, su idea de justicia, y frenan el enojo y la pelea.
Cuando nos damos cuenta de que nos equivocamos, lo más importante es no culparnos. En vez, observar lo que hicimos, tomar conciencia para mejorar y reparar, y perdonarnos. Si estamos en el enojo, no hacer una apología de las razones que tenemos para enojarnos, sino tomar conciencia de que tenemos que salir de ese estado por el bien de todos.
Nosotras, que atravesamos esta situación como madre e hija, sabemos que lo que pedimos es difícil. No queremos crear en los lectores una exigencia tremenda, no queremos que se culpen, sino que observen el daño que tal vez están causando y traten de cambiar. Que busquen superarse por su bien y el de sus hijos.